Los personajes son muy importantes en todas las narraciones, pues de su mano los lectores se introducen en las historias. Con ellos sufren o gozan, se asustan o se emocionan… Así, entre los lectores y los personajes se establecen profundas relaciones que, a veces, no se olvidan nunca. ¿Quién no guarda en su corazón la tierna figura del Principito? ¿Quién no siente escalofríos cuando piensa en el monstruo de Frankenstein o en el Hombre Lobo? Y ocurre que, con bastante frecuencia, los personajes llegan s ser más conocidos que sus propios creadores, don Quijote es un claro ejemplo de ello. Pero si las relaciones entre lectores y personajes pueden llegar a ser muy profundas, seguramente lo son aun más entre estos y sus creadores, puesto que, al fin y al cabo, son ellos los que les dan la vida.

Os aseguro que todos mis personajes tienen un lugar en mi corazón, de todos podría deciros lago; pero hay algunos a los que recuerdo con especial cariño, y es en éstos en los que voy a detenerme.

Os presento a un nuevo personaje, HUGO, el protagonista de “El último gol”.
A Hugo le encanta el fútbol, y se esfuerza cuanto puede para ganar; pero tiene muy claro que en el campo hay cosas más importantes: el compañerismo, la ayuda y, sobre todo, la generosidad.

Recuerdo a ENDRINA, de “Endrina y el secreto del peregrino”; alegre, decidida, valiente, valiente, curiosa, y también comprensiva y tierna; pero sobre todo, inteligente y culta, a pesar de ser una mujer del siglo XII.

Vive en Navarra, y desde allí inicia un largo viaje hasta Santiago de Compostela, marchando con dos peregrinos, uno anciano y otro joven; pero que nadie se equivoque, éstos no la acompañan, ella los acompaña; quiero decir que el camino de los peregrinos hubiera sido mucho más difícil sin la presencia de Endrina. Mujeres independientes, cuidadoras de sí misma, así son todas las que aparecen en mis libros, y entre ellas Endrina es mi preferida.

Y recuerdo a MARCOS, tan luchador y tan leal, en “El misterio de la dama desaparecida”. Y a PEDRUCO, de “Las horas largas”, y a TINKA, de “Tinka”, dos niños que deben comportarse como adultos para ayudar a sus familias o a sus amigos. El uno y el otro vivían muy lejos uno de otro, sus mundos eran muy distintos; pero en los dos el espíritu era muy parecido.

Mis niños y niñas, hombres y mujeres, los de todas las partes y todos los tiempos, los que tienen que tragarse las lágrimas y trabajar sin protestas cuando por su edad tendrían que estar jugando, cómo me emocionan, cómo me hubiera gustado acariciarlos mientras los creaba…He sentido muy hondamente sus esfuerzos y tristezas, porque a un escritor sus personajes nunca le son indiferentes. Es por eso por lo que escribir significa vivir otras vidas, es por eso por lo que, después de haber escrito un libro o varios, ya no se es la misma persona.

Evidentemente no puedo detenerme en todos y cada uno de mis personajes; sin embargo sí lo haré en aquéllos que aparecen en varias historias, es decir, que tienen sus propias series.

PAULA
Paula es la protagonista de una serie histórica
que, hasta este momento, cuenta con cinco títulos. Está destinada a lectores de nueve años en adelante, y trata de acercar el pasado a los niños cuando aún no se lo ha convertido en asignatura o está a punto de hacerlo.
Paula es una niña de hoy que vive en cierto lugar cercano a la ciudad de Toledo. A poca distancia hay un castillo medieval, un puente romano, un monasterio visigótico y algunos restos de una época todavía más remota.
Tiene un refugio secreto, en el que se oculta cuando quiere estar sola: es un conjunto de piedras milenarias, rodeado de encinas, desde el cual puede ver sin ser vista. Es un lugar que no conoce nadie y al que ella considera suyo, sólo suyo; pero, ¿es eso cierto?…pues ésa es la primera sorpresa, porque cierto día se encuentra con un extraño personaje. Es un anciano amable y sabio, “El Guardián del Tiempo”. ¡El Tiempo!, ése es el gran secreto, el Tiempo, que el anciano hace retroceder para ella, permitiéndole vivir y conocer otras vidas y otras épocas. Así, en ese refugio, que creía únicamente suyo, van apareciendo distintos personajes: un niño del Neolítico, una niña ibera, otra visigoda, un chico de la Edad Media…Durante unas horas, que a ella le parecen días, semanas e incluso meses, comparte sus vidas, hasta tal punto que se convierten en sus amigos.

El papel de Paula es el de acercarnos, de una manera sencilla, a aquéllos que vivieron en nuestra tierra antes que nosotros, explicarnos su cultura, sus costumbres y sus sentimientos. De su vida personal apenas se dice nada; pero se deduce que Paula es curiosa y al mismo tiempo reflexiva, que es aventurera pero también prudente, que su mente es amplia, pues es capaz de comprender otras maneras de ser y otras maneras de vivir, y, sobre todo, que es generosa y valiente, y que siempre está dispuesta a ayudar a aquéllos que la necesitan, vivan en el siglo XXI, en el XV, en el VIII, en el II, o 10000 años atrás, porque comprende que en el tiempo hay cosas que siempre permanecen: los sentimientos.
Con frecuencia nos preguntamos dónde estarán las cosas que ya sucedieron: las alegrías, las penas, el sacrificio, la bondad…¿Habrán desaparecido para siempre?…Y Paula nos responde, de la mano de su gran amigo el Guardián del Tiempo, que, de alguna manera, todas esas cosas, yendo de una vida a otra vida, a lo largo de los siglos, están ahora dentro de nuestros corazones.
De momento, Paula ha viajado cinco veces al pasado; pero esperamos y deseamos que muy pronto inicie un nuevo viaje.
Ella es uno de mis personajes más queridos. Cuando cierro los ojos, la veo vestida de romana o de visigoda, con su melena rojiza y rizada flotando a la espalda, y me parece tan real y tan viva como cualquier niño de hoy.

CAROLINA
Carolina es una gallina alegre,
fuerte, generosa, y creo que bastante divertida. Nunca se queda cruzada de brazos, o de alas, antes las injusticias, y por eso es defensora de los más débiles, discute y protesta si hace falta, pero nunca es violenta.
También ella tiene su propia serie, que está compuesta de tres libros. El primero comienza en el momento de su nacimiento, y en él descubre que en la vida hay cosas maravillosas, de las que se debe disfrutar, y también otras, que en cambio son duras y difíciles, contra las que se debe luchar.
Carolina está siempre atenta a lo que ocurre a su alrededor, de todo se da cuenta, y nunca le falta el tiempo para dedicárselo a los que lo necesitan, como por ejemplo a su hermano Picofino, a quién está dedicado el segundo libro de la serie.

Picofino es un gallo débil, feúcho y asustadizo, al que casi todo le sale mal, hasta que Carolina le enseña a utilizar la cabeza para pensar y las alas para volar. Entonces él descubre la libertad, y con ella la alegría, y así, de débil pasa a ser fuerte, aunque su cuerpo siga siendo tan pequeño y delgado como siempre, y al ser fuerte en el carácter, ayuda a los demás, de modo que se convierte en alguien respetado y querido que llega a volar casi tan alto como los pájaros.
Más tarde, en la vida de Carolina aparece otro gallo. Esta vez es grandullón, patoso y atrevido, pero sobre todo es amable y tiene buen humor. Se trata de Teobaldo, su gran amor, con el que acaba compartiendo la vida y la felicidad.

Éstos son los tres personajes principales de los tres libros de Carolina, una pequeña serie dirigida a niños de 7 y 8 años en adelante, en la que se procura que el humor vaya de la mano de algunos de los valores más profundos del alma humana, porque Carolina, aunque sea una gallina, representa a las personas. Es precisamente por eso por lo que el ilustrador le puso una pequeñas manos debajo de las alas.

Y por último: BELTRÁN.
Beltrán es un ericillo viajero, un pequeño trotamundos que marcha sin prisas por los caminos de la Naturaleza, y de eso se trata, de que, junto con Beltrán, los niños conozcan, y por tanto respeten y cuiden el mundo que nos rodea.
Un día, Beltrán se despide de su madre y de sus hermanos y comienza a marchar. Es curioso y muy sociable, por eso se ve en apuros, pero hace amigos donde quiera que llegue, y en todas partes aprende algo nuevo.

En estos libritos, de momento sólo dos, “Beltrán en el prado” y “Beltrán en el bosque”, que están dedicados a niños de 7 y 8 años, se incluyen cuentos y juegos que sirven tanto para entretener como para afianzar lo aprendido, acompañando a Beltrán en sus viajes.
Además de estas tres series, hay algo más que se le parece mucho, son los dos libros de Lagartija: “No eres una lagartija” y “Sí, soy una lagartija”, para niños de 6 años en adelante, en los que se pretende enseñar a los pequeños a no rechazar a los que son distintos.

En la misma línea van los “Renata y Catalina”. Renata y Catalina son dos ranas iguales por fuera, pero muy distintas por dentro, es decir en lo del espíritu: Una se acepta a sí misma y vive feliz, y además la quiere todo el mundo. La otra está descontenta con lo que es y con todo lo que tiene, y por eso siempre está disgustada. Como no sale de casa, se pierde las cosas bonitas de la vida; pero eso, gracias a Renata, cambia al final de cada libro, que de momento son dos: “Renata y Catalina, dos ranas iguales” y “Renata y Catalina, un día de lluvia”.